Unico participante español en la Ocean Globe Race. Una historia de dos capitanes que unieron sus sueños de dar la vuelta al mundo en regata
(Dream Blue Water a bordo del White Shadow, para dar la vuelta al mundo)
España tiene historia en la Whitbread, sobre todo con la participación del Fortuna Lights. En la edición cincuenta aniversario, esta que está comenzando en Southampton con rumbo a Cape Town, White Shadow Marítim Barcelona será el único representante ibérico y con el grandísimo honor de ser el barco más diverso en nacionalidades. Son 24 tripulantes, de los cuales ocho son “rounders” que completarán las cuatro etapas de vuelta al mundo y el resto participara de una o dos etapas como “leggers”. Con capitán francés, Jean Christophe Petit, y mayoría de la misma nacionalidad, el segundo grupo es el de los españoles y de allí en más un largo listado de turcos, brasileñas, belgas, italianas, portuguesas y argentinos.
Hablar en primera persona es complicado para los periodistas. De hecho, es casi un imposible. Pero cuando la historia por contar y el narrador se superponen son complicaciones e imposibles por superar, obligatoriamente. Ser parte de la tripulación del velero White Shadow Marítim Barcelona y editor de Dream of Blue Water es el caso. Soy el único argentino en competir en la Ocean Globe Race como rounder. Esta es la historia de un proyecto de dos soñadores que se encontraron frente a las aguas del Mediterráneo en Barcelona.
Marc Miró, un capitán de mar nacido y criado en Reus, muy cerca de Tarragona, y su colega de navegaciones en Mini 6.5, Guillermo Cañardo, buscaron barco durante meses, cuando se enteraron del proyecto de volver a largar la Whitbread Round the World Race, a cincuenta años de la primera edición. Dura tarea, infructuosa tarea: el barco no aparecía.
Jean Christophe Petit, un empresario francés afincado en Barcelona, tras muchos años en Miami, Buenos Aires y Lisboa, corredor de regatas por ADN y experimentado navegante en la Transquadra, la regata que parte desde Lorient y desde Marsella, en primera etapa hasta Madeira, para luego cruzar el Atlántico hasta las Antillas francesas, también buscaba barco para la Ocean Globe Race, pero sobre todo buscaba equipo.
El encuentro de los dos capitanes no fue casual y lo que siguió fueron casi tres años de preparación de un barco, el White Shadow Maritim Barcelona, un Swan diseñado por los míticos ingenieros navales estadounidenses Sparkman y Stephens, de 57 pies y casi 22 toneladas de desplazamiento.
Jean Christophe Petit compró el White Shadow en Italia, lo puso a disposición de una asociación sin fines de lucro que crearon con Marc Miró y Guillermo Cañardo y, así, comenzó la gran aventura de formar un grupo de marineros que desearan circunnavegar el planeta, sin demasiado dinero, pero con suficientes ganas de trabajar como para poner en marcha un refit completo del barco, que comenzó en 2021 y sigue a pocos días de la largada de la Ocean Globe Race 2023/24.
White Shadow compite en la categoría Sayula, con otros Swan de Sparkman & Stephens, en esloras que van desde los 57 a los 65 pies. Es un barco que navega maravillosamente en ceñida y tiene el toque mágico de los diseños de S&S, tan clásicos como innovadores desde el momento de su salida del astillero. White Shadow fue el cuarto de una larga lista de modelos 57 S&S fabricados por Nautor Swan, diseño que, además, marcó el final de un largo matrimonio entre el astillero y Sparkman & Stephens. Luego de este modelo llegaría el breve tiempo de Holland en Nautor Swan y más tarde el larguísimo reinado del argentino Germán Frers como diseñador principal del mejor astillero del planeta.
White Shadow Marítim Barcelona correrá la Ocean Globe Race con doce tripulantes, divididos en dos guardias de seis personas, con un régimen de seis horas por guardia entre las 8 am y las 20 pm, y luego tres guardias de 4 horas entre las 20 pm y las 8 am del día que sigue. Son así guardias que van cambiando los horarios de dormir y de llevar el barco alrededor del mundo.
Pocas velas a bordo, unas once que deben dar la vuelta al mundo, sanas o reparadas con la máquina de coser especialmente diseñada para trabajar embarcada. Casi mil kilos de comida. Tres tanques con unos 800 litros de agua y dos máquinas desalinizadoras para garantizar la supervivencia de los 12 marinos embarcados en la ilusión de una vuelta al mundo compleja y peligrosa.
White Shadow, como todos los buenos veleros de esos años setenta, tiene una popa estrecha y nada parecida a los IMOCA planeadores que hoy corren la Ocean Race planeando sobre olas feroces del sur del planeta, en el Indico y el Pacífico. Es el gran desafío de esta regata, el mismo que enfrentaron los navegantes de las primeras Whitbread, lanzados al mar con el deseo de volver a conectar con esas formas de navegación tradicional que marcaron la historia de cientos de años de circunnavegación por el hemisferio sur.
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