Doce equipos de mujeres regatistas definen la Puig Women America´s Cup. El desafío de llegar a la regata de los “barcos grandes”.
Foto: Ricardo Pinto/Ian Roman- America´s Cup
Fotos: America´s Cup
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Barcelona (Darío D’Atri, especial para Clarín). La buena noticia: por primera vez en 173 años se corre una America´s Cup femenina. La mala: el yachting de la America´s Cup y la náutica de alta competencia en general mantienen su costado machista en el cual las mujeres siguen teniendo que rendir exámenes absurdos que ningún hombre debe rendir. Y como hay exámenes que rendir, esta primer America´s Cup femenina se ha transformado en una especie de condición necesaria para ver de una vez por todas a tripulaciones mixtas compitiendo por el trofeo mayor. Cuesta creer que en la siguiente edición de la America´s Cup, la 38, vaya a haber barcos sin mujeres a bordo.
Se corrieron hoy en Barcelona las semifinales de la llamada Puig Women America´s Cup entre las tres ganadoras del Grupo A (Italia, Inglaterra y Nueva Zelanda) y las primeras del Grupo B ( Suecia, Países Bajos y España) de las que surgieron dos finalistas, Luna Rossa Prada Pirelli de Italia y Athena Pathway de Gran Bretaña. La final de la Puig Women America´s Cup se correrá este domingo, en el mismo campo sde regatas donde Emirates Team New Zealand e INEOS Britannia disputan los match race de la 37th America´s Cup. El equipo español, Sail Team BCN, consiguió dos victorias impactantes en la primera y última de las cuatro regatas de semifinales, pero una mala maniobra del equipo de Nueva Zelanda en la segunda regata les hizo perder el vuelo y así quedaron ultimas, sin sumar los puntos necesarios para llegar a la final.
La primera America´s Cup femenina, de igual modo que la primera Youth America´s Cup que reunió 10 días atrás a doce equipos de jóvenes de no más de 25 años en promedio, se corre en monocascos voladores como los que disputan la America´s Cup, aunque son de 40 y no 75 pies (AC40 y AC75), y tienen sólo cuatro tripulantes, no los ocho que necesitan los barcos grandes para poder navegar.
El CEO del Emirates Team New Zealand, Grant Dalton, la leyenda del yachting de Nueva Zelanda, con cinco Whitbread Round the World en sus espaldas, es el responsable de estos dos lanzamientos: la Women y la Youth America´s Cup, y así le ha dado a esta edición número 37 de la histórica competencia entre naciones una vuelta que puede significar una refundación, justo en momentos en que otras categorías de la náutica de alto rendimiento, como SailGP, amenazan con arrasar con la atención, el dinero de sponsoreo y hasta el futuro de las categorías más tradicionales del yachting.
Dalton y el equipo de Nueva Zelanda lanzaron los barcos chicos, los AC40, en búsqueda de un tipo de embarcación más accesible, monotipo y que pueda transformarse en una categoría que compita de forma permanente, y no cada cuatro o más años como ocurre con la America´s Cup. Los AC40, fabricados en China y ensamblados y programados en Nueva Zelanda, son barcos de unos tres millones de dólares, que navegan fantásticamente a 80/90 kilómetros por hora y están demostrando que tanto en regatas de flota (varios barcos) como match race (dos barcos) tiene la misma capacidad competitiva que los gigantes AC75. Y, mientras una campaña de AC75 implica inversiones del orden de los 100 a 200 millones de euros, armar una categoría de regatas con los AC40 es definitivamente un desafío más terrenal.
Pero no se trata de una discusión exclusivamente tecnológica, de barcos de 40 o de 75 pies. En el fondo, sin marketing no hay ventas y para que el marketing funcione hay que buscar productos que millones deseen comprar. Así nacieron estas Youth y Women America´s Cup. La copa femenina, sobre todo, ha despertado en esta edición de Barcelona una enorme expectativa de la gente y detrás de esa atracción están llegando los sponsors.
En la America´s Cup femenina hay seis equipos que tiene su propio barco y seis invitados que han entrenado mayormente en simuladores y que reciben a préstamo los AC40 solo para competir. Es una historia que recién comienza y no hay barcos terminados para todos. Los equipos “privilegiados”, con barco propio, son Nueva Zelanda, Inglaterra, Estados Unidos. Italia, Francia y Suiza. Los invitados, España, Australia, Canadá, Alemania, Suecia y Países Bajos. El equipo sueco, como tiene un sponsor poderoso detrás, pudo comprarse un barco y entrenar sobre el agua, no solo en simuladores como el resto de los invitados.
Los AC40 de la Puig Women America´s Cup se manejan con dos timoneles y dos trimers de velas de cada lado del barco. No hay ciclistas como en los AC75 para generar toda la energía hidráulica y eléctrica que se necesita para mover las velas, levantar y bajar los foils y operar las computadoras de a bordo. Los barcos chicos tienen bancos de baterías que proveen esa energía. Lo que no controlan los humanos es esencialmente el vuelo de estos barcos chicos, manejado por una computadora que trata de mantener la altura programada antes del inicio de cada regata, en función de la información que entrega la cámara y los sensores desde la proa del barco.
¿Qué hacen las tripulantes? Mucho. Deciden los rumbos timón en mano (dos timones, uno a cada lado del barco), levantan y bajan los foils, controlan las velas de proa y mayor, definen la táctica de cada regata. Es un tipo de barco que puede no gustarle a los navegantes más clásicos, pero que demandan toda la enorme categoría de estas regatistas (muchas medallas olímpicas sobre las aguas de Barcelona). De lo contrario, no vuelan ni navegan estas naves espaciales del mar.
Las regatas de hoy, largamente esperadas por la falta de viento, mostraron lo que muchas veces cuesta ver en los barcos grandes: pelea palmo a palmo y cruces infernales. Son regatas muy cortas, de una milla por etapa (4 en cada regata), navegando a casi 90 kilómetros por hora, en las que los audios de las cuatro tripulantes de cada barco muestran una conversación constante para poder coordinar las decenas de funciones que permiten navegar estos barcos. Además, por si fuera poco, las dos tripulantes de cada lado del barco no ven lo que ocurre del otro lado del campo de regatas, porque las velas mayor y de proa obstruyen la vista. Este navegar 50% a ciegas hace que las regatas sean un trabajo en equipo asombroso, sin contar el vértigo de cada cruce con los demás barcos cuyas timoneles ven también la mitad de lo que ocurre en la cancha de regatas.
Si los Juegos de París 2024 mostraron igualdad de género por primera vez en las Olimpíadas, el yachting de alta competencia aún tiene camino por recorrer. Pero el camino comenzó hace tiempo y la America´s Cup finalmente se ha sumado a esa batalla.
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